viernes, 16 de diciembre de 2011

“MI TRABAJO ME PERJUDICA EN EL AMOR” -virchu gallardo





Serán Cuatro colas y un funeral. Y en la platea masculina, más de un corazón… estará al borde del infarto, latiendo a más no poder, saltando del pecho a pura agitación, cerca de la arritmia. Porque sobre el escenario del teatro Broadway 2, Virginia Gallardo (27), Belén Francese, Lola Bezerra y Sandra Villarroel justificarán la primera parte del título, en ese póquer de bellezas, en un podio de cuatro escalones cuyas posiciones cuesta definir. “¡Los hombres del elenco están como locos con nosotras! ¡No saben a quién elegir! –dice sin pudor la correntina, sobre Marcelo De Bellis, Alberto Martín y Toti Ciliberto–. Nos elogian la cola a las cuatro, constantemente. Sandra es una referente, y les trae muy buenos recuerdos a los espectadores. Belén y yo nos hicimos reconocidas, en parte, por la cola. Y Lola es una diosa. Todas estamos con capacidad de mostrar… Y lo más importante es que no hay competencia entre nosotras”.
–¿De verdad? ¿La convivencia es armónica?
–¡Sí! Uno nunca sabe qué va a pasar, pero por ahora la convivencia es muy buena. ¡Ojalá siga así! A las cuatro nos convocaron porque, más allá del aspecto estético, a ninguna nos gusta pelear.
–¿Cuál es tu papel en la comedia?
–Soy la amante del personaje de Marcelo De Bellis, el protagonista, a quien un médico le avisa que si llega a tener una erección, muere.
–¿Te costó encontrarle el ritmo a la comedia?
–No, no. Me regusta el papel que me tocó, es súper fácil. Además, estamos trabajando con cómicos de mucha trayectoria. Eso ayuda mucho.
–¿Alguna vez te tocó estar en el lugar de la amante?
–Todavía no… Pero nunca hay que decir nunca. Yo busco estar en pareja, enamorarme y compartir, y me parece que el rol de amante no te lo permite. Ojalá nunca me toque enamorarme de alguien que está ocupado.
–¿Y te han sido infiel?
–¡Seguramente! (Risas). Pero nunca lo supe. En general, a lo largo de mi vida, mis relaciones han sido a la distancia porque siempre estuve viajando mucho por trabajo. Como esta profesión no es estable, me perjudica en el amor.
–¿Cómo manejás esa circunstancia?
–Lo sufro mucho… Me resigno, no me queda otra. Mi novio (el jugador de voley Guillermo García) vive en Mar del Plata, y estamos continuamente en contacto por Internet y por teléfono, con mensajes de texto, mandándonos fotos. La vamos llevando… Yo trato de contarle todo, y serle lo más transparente que se pueda para darle tranquilidad, porque creo que mi trabajo lo amerita. Y aunque hoy estamos así por nuestro trabajo, y lo entendemos porque cada uno hace lo que le gusta, no es lo que queremos para nuestro futuro. Llegamos a estar un mes sin vernos. Y él ha llegado a viajar desde Mar del Plata a Carlos Paz para verme un solo día…
–En esas condiciones, el sexo es un tema.
–Sí, es durísimo… Los reencuentros son muy apasionados.
–¿Sexo virtual?
–No, no, nada… (ríe). No va conmigo, no comparto.
–Todas a mí, la comedia que integrás en América junto a Marcelo De Bellis, no midió bien. ¿Cómo lo tomás?
–Nos pareció un muy buen producto, y creíamos que iba a rendir mucho mejor por el elenco que se había formado. Esperábamos más. Pero el rating, para mí, es imposible de entender. La propuesta no habrá gustado, o no será lo que la gente quiere ver en estos días, en televisión. Pero igual, fue una experiencia increíble. Es la primera vez que grabo todos los días una ficción; además, esto es un trabajo, y el dinero me sirve. No me arrepiento. Y nunca me meto en un proyecto pensando cómo me va a ir.
–¿Por qué te quedaste en Buenos Aires, en lugar de viajar a Carlos Paz o Mar del Plata para hacer teatro?
–Fue la única alternativa, por varios motivos. Antes que nada, porque me gustó la propuesta. Pero además, fue un año muy comprometido a nivel laboral, con Todas a mí, Animales Sueltos, y el Cantando y Bailando por un sueño. Si elegía otra ciudad, no iba a llegar con los ensayos. Por otro lado, con tanto trabajo, no tengo vacaciones hace un montón de tiempo… En marzo me quiero ir a algún lado.
–¿Qué destino pensás?
–Mirá, al no tener tiempo, los pocos días libres los ocupo en viajar a Corrientes para visitar a mi familia, o a la Costa, para ver a mi novio. Este año fue muy largo, y todavía no recuerdo haber tenido tres días seguidos libres.
–Con la distancia, has pagado un alto precio por vivir de lo que te gusta o apasiona.
–Sí, muy alto. ¡Horrores! Mi familia sufrió un montón, y yo, también. ¡Me perdí todo! Cumpleaños, casamientos, bautismos, Fiestas… Pero no me arrepiento porque, por suerte, estoy laburando un montón. Y así lo quiero: busco tener la cabeza ocupada y no pensar, porque ahí es cuando más sufro toda esta situación.
Martín Fernández Paz. Fotos: Diego Omar.

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